Fernando Mires - DEMÓCRATAS Y DEMOCRATISTAS
Los miro y los vuelvo a mirar. Cada vez un detalle nuevo. Algunos destroza ba n objetos, otros simplemente los roba ba n. Los más bestias, disparaban. Pero los de la mayoría no sab iendo que hacer, daba n vueltas como sonámbulo s po r las salas del Capitolio, algunos miran do para todos lados con cierto temor , otros como si estuvieran visitando un museo. Les habían dicho que ellos son el pueblo y que el Capitolio es del pueblo, aunque no pare cía n muy convencidos. Pero e ra cierto: el Capitolio, en estricto sentido del término, pertenece al pueblo . El poder pertenece al pueblo y el pueblo lo delega a sus representantes. Pero cuando sus representantes no los representan, el poder debe volver al pueblo. Sea en el formato de Rousseau o en el de Locke, esa es la base de todo contrato social. Tal vez los asaltantes pensaron lo mismo. Les habían asegu...