Fernando Mires - CONVIVIR CON LOS ENEMIGOS
P ero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced el bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen (Mateo 5:44-48) Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si alguien te quita la capa, déjale también que se lleve tu camisa (Lucas 6:29) El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento más importantes que estos. (Marcos 12:31) Todas estas palabras bíblicas, y otras parecidas, parecen a primera vista marcar la diferencia entre el ser religioso con el ser político. En efecto; un político que pone la otra mejilla al agresor y ama al que lo insulta como si fuera uno mismo, no vive en este mundo. Luego, no puede ser un político. Incluso, un ciudadano corriente, al asumir tal conducta, se expondría al escarnio público. A Jesús, en su S ermón de la Mont aña, parece que se le pasó la mano, podríamos decir quienes por emitir nuestras opiniones somos cada cierto tiempo objeto de agresión. Si