Los resultados no pudieron ser más estrechos: más de lo que indicaban las encuestas. Andrzej Duda, 50,4 %, Rafal Trzakovski, 49,6%. Este último impugnará el resultado, pues cuando las autocracias gobiernan, hay que contar con alteraciones. Eso lo sabían de antemano Trzakovski y sus electores. Como sea, las elecciones del domingo 12 de julio demostraron que Polonia será, de ahora en adelante, un país políticamente dividido. ¿Política o culturalmente dividido? La pregunta es válida. Como en pocos países las variables culturales (y culturalistas) se cruzan en Polonia con las políticas. Los periódicos, incluyendo los más importantes, aportaron confusión a un no tan confuso tema. Los titulares de la mayoría de ellos anunciaron que en Polonia los conservadores derrotaron por leve mayoría a los liberales. Así presentadas, parecía que las polacas habían sido una de esas elecciones clásicas del siglo pasado, cuando los liberales (y/o socialdemócratas) disputaban alegremente el gobierno co...